Cuando alguien se preocupa excesivamente por tranquilizar su mente lo que hace es crearse muchos problemas.
¡Le resulta imposible!
Y cuando te enfrentas a una imposibilidad te sientes frustrado.
Entonces piensas en mil y una razones por las cuales no lo consigues.
La verdad es que no puede suceder.
El tantra te dice: «¡Obsérvalo!
No es asunto tuyo que los pensamientos vayan y vengan.
Vienen cuando quieren y se van cuando quieren.
¿Por qué te implicas en ellos?
¿Quién eres tú para aminorarlos?
No te pertenecen.
Pertenecen al inmenso océano que te rodea.
Antes de tu ser, ellos ya eran.
Un día desaparecerás, pero ellos permanecerán».
Ahora la ciencia lo corrobora: todo pensamiento es una onda.
Los pensamientos constituyen un océano que te envuelve.
Existen independientemente de ti.
Tú, simplemente, obsérvalos.
Por eso el tantra te dice: «¡Acéptalos!
Llega la marea y es maravilloso.
Baja la marea y es maravilloso.
¡Observa esas enormes y rugientes olas que intentan elevarse
hasta el cielo!
¡Qué tremenda energía!
¡Obsérvalas!
Luego el océano se calma, se relaja y la luna se refleja en él.
¡Qué maravilloso!
¡Obsérvalos!».
Si eres capaz de observarlos alcanzarás una calma absoluta.
Los pensamientos seguirán llegando a la orilla, romperán contra las rocas, y tú, mientras, permanecerás tranquilo y silencioso.
No te afectarán.
El auténtico problema no son los pensamientos,
sino el verte afectado por ellos.
No luches contra los pensamientos.
Tan sólo conviértete en su presenciador.
Entonces no te afectarán.
Y eso supone un silencio más rico, recuérdalo.
El tantra siempre está a favor de experimentar
para enriquecerte.
OSHO
¡Le resulta imposible!
Y cuando te enfrentas a una imposibilidad te sientes frustrado.
Entonces piensas en mil y una razones por las cuales no lo consigues.
La verdad es que no puede suceder.
El tantra te dice: «¡Obsérvalo!
No es asunto tuyo que los pensamientos vayan y vengan.
Vienen cuando quieren y se van cuando quieren.
¿Por qué te implicas en ellos?
¿Quién eres tú para aminorarlos?
No te pertenecen.
Pertenecen al inmenso océano que te rodea.
Antes de tu ser, ellos ya eran.
Un día desaparecerás, pero ellos permanecerán».
Ahora la ciencia lo corrobora: todo pensamiento es una onda.
Los pensamientos constituyen un océano que te envuelve.
Existen independientemente de ti.
Tú, simplemente, obsérvalos.
Por eso el tantra te dice: «¡Acéptalos!
Llega la marea y es maravilloso.
Baja la marea y es maravilloso.
¡Observa esas enormes y rugientes olas que intentan elevarse
hasta el cielo!
¡Qué tremenda energía!
¡Obsérvalas!
Luego el océano se calma, se relaja y la luna se refleja en él.
¡Qué maravilloso!
¡Obsérvalos!».
Si eres capaz de observarlos alcanzarás una calma absoluta.
Los pensamientos seguirán llegando a la orilla, romperán contra las rocas, y tú, mientras, permanecerás tranquilo y silencioso.
No te afectarán.
El auténtico problema no son los pensamientos,
sino el verte afectado por ellos.
No luches contra los pensamientos.
Tan sólo conviértete en su presenciador.
Entonces no te afectarán.
Y eso supone un silencio más rico, recuérdalo.
El tantra siempre está a favor de experimentar
para enriquecerte.
OSHO
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